Con la llegada del calor, muchos se preguntan si tienen que modificar sus pautas de entrenamiento. A continuación exponemos algunos consejos para que el calor no sea un obstáculo.

El calor afecta al rendimiento de cualquier actividad. En el ámbito deportivo, una persona que practica ejercicio debe tener en cuenta determinados aspectos para que ese aumento de temperatura no entorpezca su rendimiento ni tampoco la consecución de objetivos.

Intensidad: mucha gente podría pensar que para entrenar en verano hay que modificar y bajar la intensidad del entrenamiento. Debería ser la misma que durante el resto del año. No deja de ser un mito falso el tener que bajar nuestro rendimiento porque haga más calor.

Tiempos: también hay quien dice que hay que reducir los tiempos de entrenamiento porque al hacer más calor, el cuerpo no está preparado para aguantar igual. De nuevo, se trata de una falsa creencia popular que no tiene fundamento alguno. Pese a la subida de la temperatura, estamos preparados para entrenar durante el mismo tiempo.

Vestuario adecuado: la ropa tiene que ser lo más cómoda y transpirable posible. A mayor temperatura más producción de sudor, el equipamiento debería estar elaborado con material que transpire para evitar la acumulación de sudor en el cuerpo.

Aumentar la hidratación: beber agua es fundamental no sólo en verano sino durante todo el año. Con la subida de la temperatura hay que hidratarse más tanto antes, como durante y después del entrenamiento. Las cantidades dependerán de la necesidad de cada organismo, pero siempre con moderación y sin exagerar la ingesta.

Alimentación: comer sano y equilibrado es vital y, en verano, hay que seguir haciéndolo. La pasta fresca, las ensaladas tanto verdes como de legumbres son excelentes cuando se realiza actividad física durante estos meses. Y sobre todo, hay que aprovechar las frutas de temporada que tienen una gran concentración de agua para una hidratación perfecta.